La Balesquida, siglos de historia y 90 años de lucha.

La Sociedad Protectora celebra nueve décadas desde que fue fundada por cinco ovetenses para evitar la desaparición de la Cofradía y del Martes de Campo

Un artículo de David Orihuela en La Nueva España.

 

No hay fiesta más ovetense que el Martes de Campo. Desde el año 1232 los ovetenses salen a la calle el primer martes después del domingo de Pentecostés para comer el bollo preñao y beber vino, “un pan de figa con torrezno y un cuartillo de vino pasado el monte”, dice la tradición. Las palabras proceden del testamento de Doña Velasquita Giraldez, que dejó orden de crear la cofradía de la Balesquida y de procesionar desde su capilla hasta Santa Ana de Mexide (hoy integrada en Montecerrao). Los cofrades llegaban tan cansados que se les daba un almuerzo.

Pero esta tradición no hubiese llegado hasta nuestros días si la Sociedad Protectora de la Balesquida no hubiese salvado de su desaparición a la Cofradía hace justo 90 años. La Sociedad protectora se creó el 22 de febrero de 1930 y desde entonces, “menos los años de la Guerra Civil”, puntualiza su presidente, José Antonio Alonso, ha sido la encargada de celebrar el Martes de Campo.

 

AÑOS 70 DANZA PRIMA

Jóvenes bailando la danza prima en un abarrotado paseo del Bombé durante la celebración del Martes de Campo en los años 70. / LNE

Alonso cita constantemente a cinco ovetenses que se conjuraron para mantener viva la tradición, son los fundadores de la Sociedad Protectora, Ramón Prieto Pazos, José A. Buylla, Alfonso Muñoz de Diego, Aurelio Ruiz y Ricardo Casielles, que firmaron el acta fundacional aquel 22 de febrero y registraron la asociación en el Gobierno Civil de la provincia seis días después. “El entonces Alcalde de Oviedo, Martín Caicoya Vigil-Escalera, aportó 1.000 pesetas”, añade Alonso.

Los socios protectores han visto como “la fiesta más popular entre los jóvenes de Oviedo, la que más ovetenses congrega” está organizada por una Sociedad “en la que la media de edad es muy alta”. El Martes de Campo es para la chavalería ovetense casi un rito iniciático “pero muchos de ellos desconocen el origen de la fiesta y quien la organiza”, señala el presidente.

La Sociedad Protectora tiene en la actualidad alrededor de 4.000, un número que se mantiene estable desde hace unos años, con cien socios arriba o abajo. La preocupación de la junta directiva no es tanto el número de socios como su edad. Reconoce el presidente que muchos “son personas muy mayores” y que cuando uno de ellos fallece, “perdemos a la viuda, sus hijos y sus nietos, ya que son muchos los abuelos que pagan la cuota de toda la familia”. Les ha ocurrido recientemente que el fallecimiento de un socio supuso seis bajas. También tienen alegrías como el socio más joven, un pequeño de pocos meses de edad, nacido en Chicago y al que su familia ya ha hecho protector de la Balesquida.

 

Oviedo celebra desde 1232 el Martes de Campo, la cita con más raigambre en la ciudad,
que desde 1930 organiza la Sociedad Protectora de la Balesquida.

AÑOS 80
Cartel de la Asociación de Amigos de la Naturaleza de Asturias (ANA) pidiendo que se respete el Campo San Francisco durante la celebración de un Martes de Campo en los años 80 / LNE

 

La Sociedad Protectora ha tomado aire en los últimos años. Por cierto, Javier Gómez, vicepresidente, explica que varias décadas atrás se utilizaba un gigantesco globo que se elevaba sobre el Campo San Franciso para anunciar la fiesta. Lo del globo no se han planteado recuperarlo pero este año sí volverá a la Plaza de la Catedral la exhibición de cetrería y llevarán a este espacio el baile de la danza prima que el año pasado se tuvo que hacer el Porlier. “Queremos atraer a la gente joven”, explica Alonso.

 

GLOBO FIESTASIMG_3152

En la retina de los directivos están el bollo y el vino, el globo y la danza prima. Más allá se han ido para recuperar en 2002 la figura del heraldo. “No se hacía desde hacía 150 años”, asegura orgulloso Alonso. La “fama”, como señala Gómez que también se llama a este pregonero, es un jinete que recorre las calles vestido de blanco y a lomos de un caballo blanco. El Heraldo anuncia el inicio de las fiestas de la Balesquida y pide permiso a la autoridad competente para llevar a cabo la celebración.

 

El Heraldo de La Balesquida Oviedo

 

La actual directiva ha decidido “dar mucha fuerza a ese día, el de la cabalgata del heraldo, porque atrae mucho público”. En los primeros años de esta nueva etapa el caballo iba de la Plaza de la Catedral al Ayuntamiento, ahora el recorrido se ha prolongado y la intención para años venideros es “aumentar el número de participantes, de figurantes, en la cabalgata y recuperar los gigantes para que acompañen a los cabezudos que tenemos ahora”, avanza el presidente.

 

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 Jóvenes tocando la guitarra en el Campo en los años 70.

Saben que son una entidad con una media de edad muy alta y buscan rejuvenecer la plantilla con actividades que puedan llamar la atención de los ciudadanos. La cuota a pagar son 10 euros anuales y con ellos se sustenta tal vez la tradición más arraigada en la ciudad, una fiesta profana regida por el calendario religioso.

En reconocimiento a los ovetenses que durante años han apoyado la actividad de la Sociedad Protectora, la entidad instauró el título de “Socio de honor”. Hasta el momento se ha concedido a María Dolores Fernández Vega, Santos Muñoz Diez, Carmen Ruiz Tilve, Purita de la Riva, Jaime Álvarez Buylla y Jaime Martínez González- Río, que recibió el reconocimiento a título póstumo esta misma semana.

La Sociedad Protectora de la Balesquida está celebrando sus 90 años de historia. Los próximos actos tendrán lugar en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA donde el 12 de marzo comenzará el ciclo de conferencias de la Sociedad que se prolongará hasta el 7 de mayo.

El martes 2 de junio los ovetenses volverán a llenar el Campo San Francisco para comer el bollo y el vino. Tras ese sencillo acto hay toda una historia de siglos y el empeño de unos ovetenses que hace 90 años lucharon para mantener la tradición.

TESTAMENTO DE VELASQUITA

José Antonio Alonso, a la izquierda, y Javier Gómez, con una reproducción del testamento de Velasquita Giráldez