Oviedo en la solapa. José Luis Bernal

Sin ninguna duda, saber jubilarse a tiempo es un signo de sabiduría. Tan solo poder decir, ahora voy a realizar un sueño y que este se convierta en realidad, es para sentirse feliz. Siempre lo he comentado con buenos amigos, por supuesto con los que llevan la montaña en el alma, contemplar un amanecer desde las alturas, con un mar de niebla a tus pies, o disfrutar de una puesta de sol, una de esas en que la luz solar se desgaja en miles de cálidas tonalidades para dejarte boquiabierto, es inenarrable.
Todo esto le sucedió al ovetense José Luis Bernal (Cheluí) a través de sus treinta años de parapentista. El daba clase en el Instituto de Pando de Oviedo, pues, en ocasiones, se lanzaba al aire desde lo alto del Naranco y tomaba tierra en el patio del instituto. Lo último que le sucedió, todos ustedes lo saben, tras lanzarse al aire sus colegas perdieron contacto con él y, felizmente, pudo ser rescatado cinco días después, sano y salvo. Ahora viene lo bueno, no me importa declararme analfabeto en el tema, que fue absorbido por una nube. Esto ha de explicármelo, ya que yo conocía que los ovnis te abducían, pero las nubes… Su aventura da hasta para escribir un libro. Tu devolución a la civilización nos ha alegrado a todos.
Desde la Sociedad Protectora de la Balesquida ¡Felicidades!