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Monthly: enero 2019

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En Oviedo tenemos joyas al alcance de la vista y no nos enteramos.

En ocasiones, tenemos joyas al alcance de la vista y no nos enteramos.

No es ningún acertijo cuando les digo que, en Oviedo, en el entronque de las calles Puerta Nueva Alta y Matadero podemos observar una de ellas. Bueno, todo cambia si explico que en el punto de encuentro de Arzobispo Guisasola y Marqués de Gastañaga se eleva un monumento vegetal con antecedentes en el Pleistoceno, lo cual quiere decir que los primeros ejemplares existían hace más de 250 millones de años. ¡Casi nada! ¡Y pasamos a su lado sin hacerle una solemne reverencia! En esta época invernal, desnudo y transparente, muestra todo su esplendor. Se trata de un ejemplar sagrado que, al igual que el tejo, se plantaba en las cercanías de los templos. Fue también conocido, debido a su lento crecimiento, como el árbol del abuelo y el nieto; sus frutos, comestibles y con virtudes medicinales, los degustan las generaciones siguientes y puede llegar a vivir centenares de años. Sus hojas, recuerdan un diminuto abanico de un verde admirable; al final del ciclo se tornan inolvidables por su dorada coloración.

Ginkgo biloba honra “Oviedo en la solapa” con su presencia cercana. Acerquémonos a saludarlo, él lo agradecerá.

 

OVIEDO EN LA SOLAPA

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MONASTERIO DE LAS PELAYAS

Si alguna institución ovetense merece figurar en la sección de “Oviedo en la solapa”, sin duda se lleva la palma la comunidad de monjas bajo la regla de San Benito, famosas por sus sobresalientes interpretaciones del canto gregoriano. Al caer la tarde, por nada del mundo se lo pierdan, vayan a su iglesia y en la penumbra del templo, con la mayor humildad, escuchen la voz de Dios en los cantos de vísperas que ellas entonan. No se sorprendan porque, de inmediato, la emoción se adueñará de sus sentimientos. Aunque no disponemos espacio para glosar sus méritos, sí podemos decir que, según la tradición, el monasterio de San Pelayo fue fundado por Alfonso II el Casto. En el año 965 fueron trasladados, desde León, los restos del niño mártir San Pelayo víctima del emir de Córdoba Abd Al-Rahman III, consiguiendo desplazar al antiguo nombre de San Juan. La imagen corresponde al Monasterio de San Pelayo, fachada de la Vicaría.