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Argayos. Oviedo en la solapa
Argayos
La ladera meridional del Naranco está salpicada por unos sedimentos compuestos por depósitos gravitacionales (denominados “coluviones”) que se muestran movedizos cuando se construye sobre ellos, dando lugar a inestabilidades al originarse importantes deslizamientos. El núcleo que históricamente se mostró más peligroso se ubica en el límite de Fitoria y Toleo, por encima de la arcillera que existió en el Pontón de Vaqueros, pudiendo observarse sus efectos a lo largo de la carretera que accede al convento de Las Carmelitas.
Estos argayos se desarrollaron en dos períodos. La primera tanda se produjo en la década de los 90 cuando se edificaron en Fitoria cuatro viviendas unifamiliares, cuyas labores estuvieron acompañadas por una modificación de la pendiente natural a base de rellenos artificiales delimitados por muros de contención. Como consecuencia de la excavación y las sobrecargas se produjeron varios movimientos del terreno que ocasionaron fallos de cimentación en los chalés, rotura de muros de contención y afectación de los accesos.
En la primavera de 2013 –después de una época de lluvias– la problemática geotécnica surgió de nuevo y el argayón produjo desplazamientos a un ritmo de unos tres centímetros al día. La consecuencia inmediata fueron graves alteraciones en los viales, produciendo grandes grietas y ondulaciones, así como el desplazamiento puntual de la carretera 4 metros, es decir, de ser recta pasó a curva.
En base a estas circunstancias propicias para que se produzcan deslizamientos, el Ayuntamiento debería de ser cauteloso en permitir nuevas construcciones en el lugar.
Un Oviedo en la solapa de Manuel Gutierrez Claverol, doctor en Geología y exdocente de la Universidad de Oviedo.
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