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Salvar Santullano
Es un secreto a voces que la iglesia prerrománica de San Julián de los Prados, Patrimonio de la Humanidad, necesita protección de las agresiones producidas por una intensa circulación rodada. La clase política no acaba de ponerse de acuerdo en la solución, habiéndose barajado dos posibilidades: soterrar la autopista en las cercanías de la iglesia (“Losa de Santullano”) o alejar los viales y crear un bulevar en las inmediaciones del monumento (casos del “Plan Director del Prerrománico” de 2003, del ahora denostado proyecto “Bosque y Valle” o la nueva ugerencia de desviar el tráfico por la Fábrica de la Vega).
El templo se apoya sobre un tramo de calizas compactas, por debajo de las cuales se encuentran arenas colmatadas de agua subterránea. Este acuífero suscita interés, ya que la cota piezométrica (altura de la lámina de agua) rebasa ocasionalmente el contacto caliza-arena definiendo lo que se entiende por acuífero confinado o cautivo. Una hipotética profundización del cajeado de la autopista aumentaría la inseguridad geotécnica, al apoyarse la rasante cada vez más abajo en la sucesión arenosa embebida de agua, haciéndose necesario durante la excavación abatir los niveles mediante bombeo, con los riesgos que ello supone para el entorno de Santullano. Sea cual sea la propuesta, se deben de tener muy en cuenta los condicionantes hidrogeológicos señalados, por el peligro que pueda suponer para este importantísimo legado artístico.
Un Oviedo en la solapa de Manuel Gutierrez Claverol, doctor en Geología y exdocente de la Universidad de Oviedo.
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