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MINERÍA EN EL NARANCO. Oviedo en la solapa.
Hoy puede parecer inverosímil, pero el Naranco sufrió una intensa actividad subterránea, desde el siglo XIX hasta la mitad del pasado, centrada en dos recursos: hierro y carbón.
En los yacimientos de hierro la mineralización se encuentra en forma de óxido (hematites u oligisto) e hidróxidos (goethita y limonita), a los que acompañan sílice (cuarzo) y fósforo, que impurificaban la calidad del material para su tratamiento metalúrgico.
Existieron dos grupos mineros, uno próximo a Villaperi (desde 1879 a 1907) y otro en el entorno del Pevidal y la fuente de los Pastores (1902-1916). La propiedad recaía en “Fábrica de Mieres, S. A.”, empresa creada por Numa Guilhou, una de las figuras más brillantes de la revolución industrial asturiana. Para facilitar el transporte de la mina se construyó en 1880 un ferrocarril, desde Villaperi hasta un cargadero próximo a la estación del Norte. Los yacimientos de carbón se repartían asimismo en dos grupos, referenciados como del Río Nora y Cuyences. En el primero destacó mina Tarabica que trabajó desde 1843 hasta 1945. El segundo fue beneficiado en mina Inesperada que extrajo el combustible desde 1840 hasta 1953.
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Una solapa de Manuel Gutiérrez Claverol,
directivo de la Sociedad Protectora de la Balesquida.
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