FESTIVIDAD DE Corpus Christi

Fue siempre una de las fiestas más importantes y solemnes de Oviedo, que congregaba a todos los vecinos y a las principales autoridades. En la organización de la procesión participaban activamente las cofradías gremiales que costeaban los gastos que se hacían en cera, danzas, gigantes y cabezudos y toros, pudiendo incurrir en multas si se negaban a ello.
Esta tradición ovetense de la procesión del Corpus aparece ya documentada en el año 1500. Los numerosos gremios participaban en la comitiva con tareas asignadas. La Cofradía de los carniceros estaba obligada a aportar y conducir un toro enjaezado que guiaba la procesión y otras como la de los herreros, zapateros y peleteros se encargaban de las danzas. Pero no siempre hubo unanimidad entre el Cabildo y la Corporación de la ciudad respecto a la organización de la procesión. Así en el año 1807 el obispo Gregorio Hermida decide cambiar la disposición del desfile aumentando su comitiva para que llevaran en bandeja de plata sus ostentosas pertenencias, alusivas al rango que ostentaba, lo que originó un desencuentro al quedar el Ayuntamiento relegado a segunda fila. En 1816, otro obispo, Gregorio II Cerezuelo de la Fuente vuelve a aumentar la comitiva a su favor por lo que la Corporación decide no asistir a la tradicional procesión.
Con el paso del tiempo las dos Instituciones firmaron las paces, estableciéndose la costumbre de que tras de los actos religiosos, procesión y misa de «postre», el Ayuntamiento y el Cabildo degustan fresas con nata en los salones de la Casa Consistorial. 

FUENTES: 
Recordado tiempo recobrado por Adolfo Casaprima Collera
Medievalista por Maria Álvarez Fernández 

Una solapa de Carmen López Villaverde, directiva de la Sociedad Protectora de la Balesquida.