LAS SALAS DE BAILE DE ANTAÑO

Si echamos la vista atrás y comparamos las diversiones actuales de los ovetenses con las del pasado siglo el contraste es tan grande que parece que no hablamos de la misma ciudad. Si hace poco recordábamos los cines hoy recordaremos otros lugares de diversión que hicieron historia en Oviedo.

Fueron LAS SALAS DE BAILE, muy numerosas tanto dentro como en los alrededores de la ciudad, un aliciente para la juventud de entonces. Las había de diferentes tipos, unas mixtas, como el Pabellón  Bombé, al que le dedicamos una solapa (2-4-2020), donde el espectáculo de cabaré alternaba con el baile.  Otras como el Babel, en la calle Cervantes alternaba los bailes con los combates de boxeo, la lucha libre o las peleas de gallos. También se organizaron allí populares concursos de canción asturiana patrocinados por el desaparecido diario Región.

En 1948 se inauguró en la calle Botas Roldán el Palacete donde los jueves acudían, porque era su día libre, las empleadas de hogar de los domicilios ovetenses, según la costumbre de una sociedad clasista. Un poco más alejado del centro estaba el Gran Casino en el barrio de Teatinos, donde los bailes estaban amenizados por las mejores orquestas regionales como la Negrero de Trubia o la Sicora Boys de Grado por citar 2 de las más destacadas.

En los meses veraniegos la juventud acudía a los merenderos que también ofrecían bailes con música-  disco y las canciones más novedosas, como los Monumentos o las Delicias en la falda del Naranco (solapa del 28-8-2020). Durante las fiestas de San Mateo se improvisaban recintos cubiertos, los entoldado y los centros sociales, como el Automóvil Club, el Centro Asturiano o el Club de Tenis programaba bailes en sus salones.

A las afueras de Oviedo, los tranvías, otro aliciente a añadir, llevaban a los amantes del baile hasta Colloto, Parque era uno de los más destacados. Pero de todos los nombrados como ejemplo y otros que para no alargar se quedan en el tintero, destacó entre los años 50 y 60 los Jardines de la Herradura en el campo San Francisco, plato fuerte de las fiestas mateinas (solapa 21-8-2020).       

Los bajos del Campoamor y Filarmónica o sala Alaska fueron 2 escenarios donde el aforo quedaba completo sobre todo si actuaba algún cantante de moda como ocurrió con el venezolano maestro de boleros, Lorenzo González, en la sala Alaska.           

Como los tiempos cambian fueron apareciendo nuevas salas con aires más modernos como el Ritmo Club en la calle Caveda. Los guateques, las boites, los pubs y las modernas salas dejaron paso a lo que la juventud fue pidiendo. El Canary en Foncalada, Estilo en Pumarín y la Moncloa en la calle Covadonga son los locales que cerraron una etapa más de las que vivieron los ovetenses.

FUENTES:  El blog de Acevedo: «El disfrute de las pequeñas cosas» 
LNE          

Una solapa de Carmen López Villaverde, directiva de la Sociedad Protectora de la Balesquida.