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COFRADÍA DE NUESTRA SEÑORA DEL REY CASTO.
Durante la Edad Media nacen los gremios y asociaciones de artesanos y comerciantes para defender sus intereses particulares del oficio y a la vez se ejercitarán en obras de caridad bajo la advocación de un santo patrono. Constituían así las llamadas cofradías gremiales civiles. En contraposición, había cofradías religiosas formadas por fieles que dirigidos por el Ordinario de la Diócesis se organizaban en las iglesias para ayudar y auxiliar al clero en el sostenimiento del culto. También se llamaban hermandades de legos, que a la vez se orientaban a la obtención de sufragios para la otra vida.
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Gremio de los sastres.
En Oviedo existieron varias de este tipo: la de los Clérigos del Coro, la de los Capellanes de San Tirso, la de la Cámara Santa, etc. Pero la que tuvo mayor importancia fue la de Santa María del Rey Casto, integrada por laicos, eclesiásticos, hombres, mujeres, nobles y burgueses de todos los niveles. Para pertenecer a ella pagaban una cuota de entrada y una aportación anual. Recibían donaciones según el estatus del donante, las cuales iban destinadas a plegarias y sufragios por los difuntos y procedían de las admisiones en la cofradía, de herencias de difuntos, principalmente bienes urbanos (casas, huertos solares, hórreos, lagares, etc). También objetos de valor ( joyas, ornamentos litúrgicos, así como donaciones en metálico ).
En esta cofradía del Rey Casto destacan las donaciones de mujeres de la burguesía local, viudas o no , que entraban a formar parte en las mismas condiciones que los hombres. Los aportes de los cofrades sufragaban las exequias de los difuntos y los servicios religiosos, las pitanzas anuales de los cofrades, las retribuciones de los capellanes y el pago de salarios. Como buenos administradores practicaban una política inversora dedicada a la conservación del patrimonio de la Cofradía y en el «Libro de Regla» quedaban inventariadas todo tipo de donaciones tanto de las donadas por los ovetenses como las que procedían de parroquias rurales.
Hacia finales del siglo XV las donaciones fueron a menos sin que nunca más se recuperase el auge de los primeros tiempos de su fundación, que superaba con creces el patrimonio de las cofradías gremiales de peleteros, alfayates, carniceros, zapateros, etc.
FUENTES:
La cofradía de Santa María de Rey Casto de Oviedo. Aproximación a su patrimonio urbano (siglos XII-
XV). Academia.edu
Dialnet.unirioja
María Álvarez Fernández: Corporaciones profesionales y cofradías religiosas de una ciudad del Reino de
Castilla (s.XIII-XV)
Una solapa de Carmen López Villaverde, directiva de la Sociedad Protectora de la Balesquida.
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