Luis José de Ávila
Para un ovetense que ha tenido la suerte de nacer y vivir toda su vida en la capital de Asturias la fiesta del Bollo, el Martes de Campo, siempre supuso la cercanía al verano y el dejar atrás los densos meses del invierno ya que en plena primavera la luz en nuestra ciudad es distinta, más viva y alegre, y la gente parece espolletar especialmente si el tiempo acompaña.
Oviedo es una ciudad de tradiciones, a Dios gracias, y el Martes de Campo es una de ellas. Una fiesta universal en la que familias, amigos, pandillas… se dan cita en torno al bollu preñao y al buen vino que impulsa la milenaria sociedad de La Balesquida y que se extiende por toda la ciudad, más allá de las fronteras del propio parque de San Francisco, llenando otras zonas verdes y también la mayoría de los establecimientos.
En una frase, el martes de campo es una fiesta consustancial a nosotros mismos, los ovetenses. Pues a disfrutarla un año más.