Manuel de Cimadevilla
29 marzo, 20160
La emérita y ejemplar sociedad “La Balesquida” ha sabido siempre ser rigurosa vigilante de las tradiciones que conlleva la fiesta de “La Ascensión” y el popular “·Martes de Campo”.
Nunca deja de sorprenderme la impresionante respuesta de la ciudadanía a sus fiestas. Los carbayones –tan fuertes y vigorosos como el mítico árbol de los celtas que siempre muere de pie- demuestran cada día un sentir muy especial -se podría calificar de idolátrico- a todo lo que lleva el sello ortodoxo de Oviedo.